martes, 21 de julio de 2009

Que brille para ellos la luz perpetua...



El 25 de junio de 2009, será recordado como el día que paralizó a un mundo que durante cinco décadas le siguió la pista al prodigio de The Jackson Five: Michael, el pequeño gigante dueño de la tierra del nunca jamás, de los pasos inimitables, de la voz dulce, el de las letras esperanzadoras, y quien casi quince días después de su muerte, al fin descansó en paz en su modesto ataúd de más de 25 mil dólares, se fue Michael Jackson, el Rey del Pop. El año 2009 sin duda quedará escrito con letras capitales en la historia de la humanidad, se ha llevado en su tránsito a personajes que dejaron una huella significativa en la escena mediática.

Ese día, tras el revuelo de los medios de comunicación por el deceso de Jackson, tímidamente salió a luces la muerte de otro ícono de la cultura pop de los años 70 y 80, el sex symbol y ex ángel de Charlie: Farrah Fawcett. Estos acontecimientos que tocaron la vida de muchos, uno bajo la sombra del otro, me hicieron recordar que el 13 mayo hace escasos dos meses, Colombia vivía un hecho similar al despedir a dos grandes consentidos de los medios criollos: el Payaso Bebé y Rafael Escalona. Desde sus flancos el humor y la música, escribieron nuestra historia e irónicamente, el primero bajo la sombra del segundo, también marcaron su retirada.

Muchos pensamos en la injusticia del adiós, en el por qué si ambos fueron igual de importantes o hicieron esto y aquello, no se merecieron igual despedida, igual despliegue sensacionalista, lo irónico es que el adiós mismo es injusto. Suntuosas y bullosas o humildes y discretas, las despedidas son dolorosas, la hora de partida no está escrita, pero los hechos en vida son los que realmente cuentan en vida hermano en vida… Este año 2009 sí quedará escrito en la vida de muchos, en la vida de los Jackson, de los Escalona y de los miles que despidieron o despedirán a sus seres queridos, éste es un tránsito inevitable, pero mientras llega siempre recuerdo que las obras son las que quedan.

sábado, 4 de julio de 2009

Un año después, ¿Colombia libre o antiparabólica?



El jueves 2 de julio se conmemoró el primer aniversario de la heroica operación Jaque donde 15 secuestrados por las FARC fueron rescatados gracias a una impecable operación militar, las principales noticias de la prensa colombiana se concentraron en remembrar la hazaña, el antes y el después. Un año después en la vida de aquellas personas quienes hoy miran al pasado y cuentan la historia como contando una película, a la que se le presta mucha atención y se recita con lujo de detalles.

La operación que le dio la vuelta al mundo, sin duda dejó una honda huella en cada uno de nosotros. Estos son hechos históricos que nos unen en sentimiento patrio sin importar credo, estrato o raza, como aquella vez del 5 a 0 contra Argentina, ¿cómo olvidarlo? Los colombianos se abrazaron en un solo grito: la victoria ante los gauchos, los reyes del balompié latinoamericano.

Un año después, el recuerdo del rescate sigue latente y como hecho histórico que se respete, en la vida de los afectados, es decir en la de todos, se hizo un paréntesis y como por arte de magia uno se acuerda exactamente de lo que estaba haciendo ese día. En mi caso particular recuerdo que estaba en la casa de un amigo cuando la noticia llegó y encendimos la tele: ¡liberaron a Ingrid!, nos miramos y nuestros ojos estaban automáticamente aguados, no lo podíamos creer, nos abrazamos, salimos a las calles y veíamos las risas y rostros de asombro y esperanza en cada uno.

Los abrazos, el orgullo nacional que se siente, esa acción solidaria que se transmite cada que vivimos un momento tan marcado como éste, se reclama constantemente en los colombianos cuando somos presas cotidianas de un mal llamado: ser Antiparabólico, palabra que escuché en la jerga venezolana y que además de una risa, me robó la atención porque hace referencia a una persona a quien poco o nada le interesa un asunto. Aquí nuestro asunto es Colombia, nuestros derechos fundamentales.

Entonces el ser antiparabólico no es un mal nuevo y considero de más cuidado que el virus A H1N1 por peligro de contagio. Somos antiparabólicos cuando injustamente nos imponen leyes, violan nuestros derechos y por negligencia no acudimos al deber ciudadano de reclamar lo justo. Somos antiparabólicos cuando siendo testigos de un atropello a una persona o animal indefensos, callamos. Y peor aún, el antiparabolismo cobra fuerza en las urnas gracias al abstencionismo.

De antiparabólicos y antiparabólicas está lleno el mundo y como resultado la injusticia e indiferencia reinan por cuenta de la ignorancia del silencio. Que no sucedan más hechos que despierten el espíritu colectivo, que el colectivo sea la constante. Que la cuota de dolor se convierta en el grano de arena para erradicar la indiferencia. Hoy de manera breve, estas letras más que una opinión quieren hacer eco de un clamor, donde el ser antiparabólico se convierta en ficción.

jueves, 2 de julio de 2009

Las cartas de Sofía



Hoy los días me sorprenden nuevamente con la fantasía de tu sueño, el sueño que se gesta cuando estoy despierta, cuando estoy dormida, el sueño que me hace recordar que estoy viva, que mis días siempre han sido casuales, monocromáticos a veces multicolores, en fin, días han sido. Días con sentido y ahora con un Norte, Tu. Días que huelen a magia, los días que te espero, que acaricio el sueño de tenerte, los días en que fantaseo con los olores tuyos, con tus sabores, los días que se van y regresan con el arrullo de tu voz.

Te espero mientras tejo la manta que nos cubrirá en los días de amores, dolores, en los días de risas y caricias en un halo rosa, mientras los días grises esperan.

La coral de nuestro idilio se entona en las noches cuando tus latidos y los míos se amalgaman, la platónica esencia de nuestro secreto se revienta cuando nuestros dedos solo sienten el tacto frío en la distancia. El amor vive en la mente y corazón de los amantes, en la ilusión de ser amado, en la ilusión de la entrega, la entrega del uno, del todo, del comerse la savia e impregnarse del otro. Mi entrega no vacila ante la promesa de vida, una promesa que se reinventa cada vez, una promesa Fénix.

Me miro en el espejo y te veo, silente sigo tus pasos, los que imagino das. Tu vida paralela a la mía ha estado y al mirar al cielo te indagaba mientras tú me buscabas. ¿Cuán irónico es este circo de la vida que en una jugada de la causalidad y de la modernidad me regala en su función la noticia de tu realidad?

Y mientras te pienso, siento que te siento y vago por los corredores de la incertidumbre adivinando y descifrando tu razón, tú vas por el mundo haciendo tu vida con la certeza de la mía, atesorando el momento esperado, aquel que me rompe el coco, aquel que en el calendario no está marcado, pero aquel que existe, que se anhela, aquel que espero la suerte sea.