domingo, 5 de junio de 2011

Ellas

Me gusta verlas en las calles, esbeltas, de largas piernas, tan erguidas ellas, como palmeras se contonean como si estuviera la banda sonora de su andar siempre en marcha…

Me gusta verlas tan delgadas y tan redondas, con sus prendas apretadas ceñidas a sus formas delineadas, de pieles claras, otras más oscuras, otras tan morenas que parecen de carbón teñidas…

Me gusta verlas orgullosas de su sangre, de su temple, de su singular picante en la mirada, de la sensualidad que emana de sus poros y les brota en carcajadas…

Me gusta verlas a los ojos, esos tan negros, tan redondos (y otros para mi infantil asombro, verde esmeralda) tan llenos de secretos y de mística, tan llenos de historias que comparten al calor de un café o de un simple vaso de agua…

Me gusta verlas peinadas con sus largas extensiones doradas, otras rojizas, otras amarillas, y hasta azules las he visto, ellas con esos caminos trenzados tan apretados como impidiendo que las ideas salgan…

Me gusta verlas vivas, de arcoíris vestidas, con combinaciones de colores no imaginadas pero que siempre matizan gracias al ébano de su piel tornasolada…

Me gusta verlas siempre, y siempre me las encuentro...

Ellas: diminutas, gigantes, rellenas, esbeltas, maduras y tiernas… Ellas...