martes, 29 de noviembre de 2011

Pasaje


¡Vaya sol que hace! De pie junto a la ventana, encandilada está por el reflejo del astro que aunque le gusta, la mirada no resiste, los ojos le arden.  Bebe el té de frutos rojos bien caliente, de sorbo en sorbo le sigue el trayecto a los afortunados gallinazos.  Ellos vuelan, piensa.  Sí, comen carroña pero vuelan, no me importaría comer carroña con tal de poder volar y perderme todos los días allá bien alto, porque según  cuentas, son de los que más altura alcanzan.  Sí… un gallinazo, con la panza hedionda pero volando, libre, sin problemas, solo el gélido viento y yo mientras abajo los miserables se destrozan y acaban con lo poco que nos queda, dejando los restos que me comeré al bajar… 

Regresa al último sorbo de té y sonríe mientras piensa en lo fácil que sería su vida siendo el necrófago animal.