lunes, 10 de noviembre de 2008

Pasajes


- ¿Cómo estás hoy, cómo está tu humor mi bien amada? - y con un gesto de euforia ella lo mira a los ojos, sonríe y usa el tono más dulce - Muy bien y mucho mejor ahora que te veo, que te tengo... - Un leve gesto de agrado se asoma en su rostro, así es él: impermeable, frío y distante, pero la ama con todas sus fuerzas, con su vida, la ama como un hombre ama intensamente a una mujer, la ama con la confusión que le produce amarla, con el miedo que le produce perder. Entonces se marcha, la deja sentada en su sillita azul, no lo conmueven sus ojos que se cristalizan con las lágrimas, no lo conmueven sus cabellos rizados, no lo conmueve su voz. La deja en su fragilidad de niña, la deja en absurda soledad y mientras su figura se desaparece, ella suspira y se lamenta... solo el tiempo lo dirá...

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