El día para mí inició temprano, antes que se asomara el Astro Rey y que
inmediatamente fuera oculto por los nubarrones grises que amenazaban lluvia. Efectivamente la lluvia llegó, goteritas y
luego goterones marcaron el ritmo de nuestro andar, dos generaciones
acompasaban sus pasos al encuentro de varios siglos que esperaban expectantes
el transcurso de la lúdica jornada.
Ella, de cabellos platinados, entusiasta y bulliciosa, me dejaba ver su esencia,
su infancia perpetua y su gran capacidad para camuflarse y ser parte de ellos…
Yo siempre la veré como a una niña. Como
de costumbre, me presenta como su trofeo, cosa que solía molestarme, pero que ahora
con el pasar del tiempo, comprendo, no soy más que la realización de sus
sueños, su obra maestra…
Hoy caminé y dancé con dinosaurios. Toda la sabiduría junta y pieles marcadas por los años, sonrisas desprevenidas y satisfechas. Solo un día para darme cuenta que he perdido el tiempo viviendo en contravía.
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